Xayacatlán de Bravo y el convite para las ánimas

septiembre 21, 2018 5:10 pm Published by Leave your thoughts

En la región Mixteca, donde predominan los órganos y los cactus, está Xayacatlán. Para quienes nacieron ahí, la celebración de Todos Santos es una entrega desmedida y la comida que ofrendan es lo más importante, pues se preparan los platillos típicos que recibirán a los difuntos el primero de noviembre.

Ese día ya amanece la ofrenda con los frutos cosechados en los sembradíos caseros: naranjas, plátano, elotes y calabazas. Presentes están el pan rojo espolvoreado de azúcar, elaborado especialmente para la ocasión; los jarros de barro con agua, la copa de aguardiante curada con ajenjo y el sahumerio con el copal.

Se recibe a los difuntos con el desayuno: café y pozole (preparado con pepita molida y hierba santa) acompañado de totopos. Para la comida, ofrecen el huaxmole tradicional preparado solo para este momento. Está guisado con carne seca de chivo, chile guajillo, hoja de aguacate y la semilla del guaje —de ahí su nombre—.

En el transcurso de la tarde, a la ofrenda se agregan los xatos —unas tortillas triangulares hechas de masa de elote—. Para la cena están listas las enfrijoladas o dìtà nduchi, como se dice en mixteco a la tortilla embarrada con una mezcla de frijol molido con picante y hoja de aguacate.

Una vez servido el desayuno, la comida y la cena, se insuma la ofrenda con incienso y copal, y se rocía con agua bendita. Por la noche, la ofrenda está rodeada de cirios, listos para encenderse a las dos de la mañana cuando las ánimas se van.

Para la partida, se alistan las canastas con alimento que han de cargar las mujeres; los hombres llevarán su ayate junto con un pañuelo y unos cigarros. Aquí se vela en la casa no en el panteón.

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This post was written by Kenia Pérez

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