Un altar monumental ilumina el cielo de Saltillo, el camino de las ánimas está listo para recibirlas; el olor a copal, las veladoras, la flor de cempasúchil, comida y música todo lo que a los difuntos les gustaba en vida.
"No hay que llorar, porque todos nosotros vamos para allá arriba que es el cielo. No vale llorar porque la muerte lamentablemente siempre es parte de nuestra vida, todos los días", me dijeron con seguridad ante el fallecimiento de un rarámuri.
El 31 de octubre, en la Plaza Central, tiene lugar el Festival de Magia y Tradición.
Durante la fiesta de las ánimas, los tsotsiles de Chanalhó tienden una cuerda que va del campanario a las tres cruces que están en el atrio. Con esto crean un espacio sagrado en el que los muertos podrán montar a caballo, pasear, tomar su posh o platicar como lo hacían en vida.
Al sur de la ciudad de México, se encuentra San Antonio Tecómitl; uno de los doce pueblos originarios que conforman... View Article
Si Xochimilco es un icono de México en sí mismo, visitarlo en Día de Muertos es espectacular.
Mixquic es uno de los escenarios más visitados por miles de personas durante la fiesta de Todos Santos.
El 2 de noviembre, por las calles de Iztapalapa se mira el penar de la llorona, el paso del jinete sin cabeza, el andar de elegantes catrinas y hasta el baile de los diablos.
Es la manera para expresar el recuerdo y cariño por quienes han partido, de celebrar con música y fiesta una tradición ancestral.
Lo que inició con chocolate y pan de muerto en el Zócalo, de a poco fue tomando fuerza para convertirse en una ofrenda monumental.